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Radares de tramo: qué son y cómo funcionan

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Radares de tramo: qué son y cómo funcionan

Ponte al día! Te explicamos a fondo qué son los radares de tramo y cómo funcionan para que no te pillen desprevenido.

Cifras alarmantes adornan los informes de organismos nacionales e internacionales: la velocidad excesiva se alza como principal culpable de la mayoría de los accidentes de tráfico y sus fatales consecuencias. Esta realidad ha despertado una gran preocupación entre los gobiernos, impulsando la creación de sistemas de control de la velocidad como medida crucial para reducir la siniestralidad vial.

Si bien es cierto que otros factores pueden contribuir a los accidentes, la evidencia aplastante de las estadísticas ha convertido el respeto a los límites de velocidad en una estrategia fundamental para disminuir el número de víctimas en las carreteras.

En este contexto, más allá de la educación vial, la responsabilidad individual y la concienciación, los radares de control de velocidad (o fotorradares en su versión anglosajona) se posicionan como la medida más eficaz para vigilar el cumplimiento de las normas, aplicando sanciones a aquellos que las infrinjan.

¿Cómo funcionan estos dispositivos? Te explicamos, Radares de tramo: qué son y cómo funcionan:

Los radares de control de velocidad emplean tecnología de vanguardia para detectar y registrar la velocidad a la que circulan los vehículos. Esta información se contrasta con los límites establecidos para cada tramo, generando una multa en caso de exceso.

Tipos de radares:

  • Fijos: Ubicados en puntos estratégicos de la red viaria.
  • Móviles: Operados por agentes desde vehículos policiales.
  • De tramo: Calculan la velocidad media en un trayecto determinado.

Medidas para reducir la velocidad

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¡Ojo al dato! Diferentes tipos de radares para controlar tu velocidad

En la lucha por unas carreteras más seguras, la DGT cuenta con un arsenal de radares para vigilar el cumplimiento de los límites de velocidad. Entre ellos, encontramos dos categorías principales:

1. Radares fijos:

  • Ubicación precisa: Se encuentran en puntos señalizados, como pórticos sobre la calzada, armarios o cabinas al borde de la carretera.
  • Vigilancia constante: Funcionan de forma permanente, disuadiendo de la velocidad excesiva en zonas conflictivas.

2. Radares móviles:

  • Posición estratégica: Su ubicación no es fija, lo que aumenta el factor sorpresa.
  • Adaptabilidad: Se pueden montar en trípodes junto a la carretera o en vehículos de la Guardia Civil.
  • En movimiento o en espera: Operan tanto en marcha como en puntos clave previamente seleccionados.

Más allá de estas dos categorías:

  • Radares de tramo: Calculan la velocidad media a lo largo de un tramo definido, asegurando un control efectivo en todo el recorrido.
  • Radares en drones: Utilizan tecnología aérea para detectar infracciones desde el cielo, ampliando el alcance de la vigilancia.
  • Radares Pegasus: Montados en helicópteros, estos radares móviles ofrecen una visión panorámica para un control vial sin precedentes.

Un caso especial: el radar de tramo

A diferencia de los radares tradicionales que emiten señales, el radar de tramo mide el tiempo que tarda un vehículo en recorrer un tramo específico. Con esta información, se calcula la velocidad media, asegurando que se cumpla el límite en todo el trayecto.

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¡Así cazan los radares de tramo!

Olvídate de la velocidad instantánea: los radares de tramo no miden la rapidez a la que pasas por un punto, sino que te vigilan durante todo el recorrido.

¿Cómo lo hacen? Muy sencillo. Colocan cámaras en la entrada y salida de un tramo determinado. Estas cámaras, incluso con poca luz, capturan tu matrícula y la hora exacta en la que entras y sales.

Un ordenador muy listo se encarga de procesar estos datos. Conoce la distancia del tramo y el límite de velocidad, así que calcula cuánto tiempo debería tardar un vehículo en recorrerlo a velocidad legal.

Si tardas menos, ¡cuidado! El ordenador detecta que has ido por encima del límite y ¡zas!, te llega una multa.

Un ejemplo: imagina un túnel de 3,5 km con un límite de 90 km/h. El tiempo máximo para atravesarlo a esa velocidad sería de 140 segundos (2,3 minutos). Si lo haces en 120 segundos (2 minutos), tu velocidad media ha sido de 105 km/h, ¡y te multan!

¿Dónde los puedes encontrar? Los radares de tramo son habituales en túneles, pero pueden estar en cualquier carretera. ¡Ojo!

Ojo al dato! Los radares de tramo: precisión milimétrica para cazarte

Los radares de tramo son como agentes secretos de la velocidad: infalibles y sin margen de error. A diferencia de sus compañeros fijos y móviles, que te dan un poco de tranquilidad con un margen de error del 10%, estos no perdonan ni un milímetro.

¿Por qué? Porque no miden la velocidad en un punto concreto, sino la media a lo largo de un tramo definido. Es como si te vigilaran durante todo el recorrido, sin que puedas escapar de su mirada.

¿Cómo lo hacen? Con cámaras inteligentes en la entrada y salida del tramo. Estas cámaras capturan tu matrícula y la hora exacta en la que entras y sales. Un superordenador se encarga de procesar estos datos, comparando el tiempo que has tardado con el tiempo máximo permitido para circular a la velocidad legal.

Si tardas menos, ¡estás pillado! El sistema detecta al instante que has ido por encima del límite y te envía la multa sin contemplaciones.

¿Dónde los puedes encontrar? Son más comunes en túneles, pero pueden estar en cualquier carretera. ¡Estate atento!

Dato curioso: en España ya hay más de 140 radares de tramo y la DGT no tiene pensado parar ahí. ¡Cada vez hay más vigilando las carreteras para que la velocidad no se te vaya de las manos!

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Radares de tramo por provincias (actualizado a julio de 2024):

A Coruña:

  • AG-55: PK 11.713 (3.030 m); sentido decreciente.
  • AG-64: PK 12.825 (5.688 m); decreciente.
  • AP-9F: PK 31.137 (1.222 m); creciente.
  • N-550: PK 56.116 (1.445 m); creciente.

Albacete:

  • N-344: PK 109.995 (8.545 m); decreciente.
  • N-344: PK 117.995 (8.542 m); creciente.
  • N-430: PK 486.58 (16.387 m); decreciente.
  • N-430: PK 502.945 (16.387 m); creciente.

Asturias:

  • A-8: PK 505.05 (1.082 m); decreciente.

Ávila:

  • N-403: PK 113.16 (4.469 m); decreciente.
  • N-403: PK 118.05 (4.472 m); creciente.

Badajoz:

  • N-432: PK 80.98 (14.708 m); decreciente.
  • N-432: PK 95.49 (14.708 m); creciente.

Cádiz:

  • CA-33: PK 12.2 (3.148 m); creciente.
  • CA-33: PK 9.16 (3.612 m); decreciente.
  • CA-35: PK 2.737 (4.243 m); decreciente.
  • CA-35: PK 7.02 (4.249 m); creciente.

Cantabria:

  • N-629: PK 81.15 (2.560 m); decreciente.
  • N-629: PK 83.37 (1.933 m); creciente.

Castellón:

  • N-340: PK 1033.05 (2.878 m); decreciente.
  • N-340: PK 1035.8 (2.879 m); creciente.

Ciudad Real:

  • A-4: PK 191.32 (2.998 m); decreciente.
  • A-4: PK 194.318 (2.998 m); creciente.

Cuenca:

  • A-3: PK 274.44 (3.076 m); decreciente.
  • A-3: PK 277.516 (3.076 m); creciente.

Gerona:

  • AP-7: PK 15.46 (2.480 m); decreciente.
  • AP-7: PK 17.94 (2.480 m); creciente.

Granada:

  • A-44: PK 104.8 (3.120 m); decreciente.
  • A-44: PK 107.92 (3.120 m); creciente.

Guadalajara:

  • N-320: PK 259.16 (4.773 m); decreciente.
  • N-320: PK 264.11 (4.778 m); creciente.
  • N-320: PK 298.13 (2.438 m); decreciente.
  • N-320: PK 300.5 (2.439 m); creciente.

Huelva:

  • N-433: PK 118.332 (4.620 m); decreciente.
  • N-433: PK 122.961 (4.615 m); creciente.

Jaén:

  • A-4: PK 245.229 (3.130 m); decreciente.

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